miércoles, 5 de febrero de 2014

RINCÓN ECONÓMICO, por Raúl Vergara Arias @Rau1Vergara

                    

El fin del progreso, un siglo después



Hace 100 años, la economía mundial era más parecida a la de hoy en día que en cualquier otro punto durante varias décadas del siglo XX. El mundo de enero de 1914 era próspero y globalizado, un siglo de paz casi ininterrumpida, así como el auge de la expansión europea en ultramar y el despunte de Estados Unidos hacían que quienes vivían en enero de 1914 fueran parte de la población más rica, educada y saludable que hubiera existido hasta entonces. A inicios de 1914 todas las grandes potencias tenían fuertes lazos económicos, importaban materias primas de sus colonias y comercializaban productos manufacturados entre ellas. En ese momento las economías ya estaban tan entrelazadas que una mala cosecha en Canadá podía generar la caída de la bolsa de Londres y si había noticias de una revuelta en Rusia, los inversionistas franceses podrían verse afectados.
Esta prosperidad era resultado de poco más de 100 años de liberalismo económico en Occidente que dio pie a la revolución industrial y al surgimiento del mundo moderno; además este progreso poco a poco fue abriendo paso a la instauración de la democracia en países como Francia e Inglaterra. Lamentablemente, las ideas liberales que tan fuerte se habían arraigado en la economía europea, seguían lejos de las esferas políticas en países autocráticos como Rusia, Austria y Alemania, lo cual generó el derrumbe del próspero mundo de la “Belle Epoque” (la época bella) de 1914.
Las democracias basadas en valores comerciales (respeto a la propiedad, libertad y seguridad de sus ciudadanos) siempre han buscado la paz por todos los medios (al menos dentro de sus territorios) debido a que pocas cosas pueden perjudicar más a la economía de una nación que la destrucción que acarrean las guerras, y como en estos países los gobernantes necesitan de la aprobación popular para mantener el poder, entonces tienen mucho que perder de una guerra a gran escala. Por otro lado los gobiernos autocráticos tienen que rendir mucho menos cuentas a sus ciudadanos y suelen tener (o al menos sentir que tienen) seguro su lugar en el poder, por lo que es mucho más fácil que sucumban a las tentaciones de gloria y botín que ofrece la guerra, tal como sucedió en 1914.
Sería muy simplista culpar al Kaiser Guillermo de Alemania y su administración de haber provocado por sí solos la Gran Guerra, una responsabilidad que sin duda cae en una gran cantidad de manos y que es más trágica en función de lo posible que habría sido evitarla. Sin embargo es un hecho que la paranoia y ambición de expansión del emperador alemán y la Rusia zarista fueron fundamentales en el inicio de este conflicto armado que rompería de tajo la interconexión económica del mundo decimonónico, pondría fin a un siglo de progreso ininterrumpido y abriría la puerta para los totalitarismos del siglo XX. Unos pocos años después de que la humanidad tocara su punto más alto en 1914, todo el avance se encontró al borde de quedar completamente eliminado y no sería sino hasta 1992 con la desintegración de la Unión Soviética que el mundo volviera a tener un nivel de paz y progreso equiparables a los vistos antes de la Primera Guerra Mundial.
No puede haber desarrollo económico sin comercio y no puede existir el comercio sin paz. Hace pocos días Bill Gates dijo que la humanidad está hoy mejor que nunca, y en efecto 2013 fue el mejor año de la historia del hombre en todas las mediciones de bienestar, riqueza y calidad de vida, en artículos posteriores trataré ese tema. Sin embargo no debemos olvidar que lo mismo fue cierto en su momento del año de 1913, el cual ahora solamente es recordado como el último antes de que una era de progreso quedara destruida. Personalmente creo que se ha aprendido mucho de los errores del pasado y que ya no existen potencias gobernadas por autócratas belicosos (¿Putin?) que pongan en peligro real el orden mundial. No obstante lo mismo pensaban muchos hace 100 años, lo cual no debe más que recordarnos lo frágil que es el entorno económico en el que vivimos y los desastres que pueden sobrevenir si éste se derrumba.

Bibliografía

1. The Economist. Books and arts. Obtenido el 1 dfebreros del 2014, desde: “·      http://www.economist.com/news/books-and-arts/21578978-world-1913-was-worryingly-similar-world-today-year-sky-fell”.


Raúl Vergara Arias
Economía
4º Semestre
Twitter:@Rau1Vergara

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